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Este panorama nos lleva a constatar que, en términos cuantitativos, el impulso dado a la enseñanza bilingüe es ciertamente notable, pero quizá esta primera valoración deja de tener un tinte tan positivo si analizamos esta situación desde un punto de vista cualitativo. Siendo la educación, como es, un área tan relevante en la sociedad, la introducción de toda propuesta educativa novedosa debe estar basada necesariamente en el rigor y contar con una sólida fundamentación. Además, la presión que ejercen todos los estamentos sociales involucrados en la educación, fundamentalmente el profesorado y las familias, pero también las autoridades educativas, los equipos directivos de los centros y el propio alumnado, hace obligatorio que la sociedad en su conjunto se asegure de que cualquier programa educativo tenga un nivel de calidad razonable y rinda los resultados esperados.
En el caso de nuestro país, la magnitud que ha alcanzado la enseñanza bilingüe y el hecho de que muchas de las iniciativas diseñadas para fomentarla cuenten ya con una trayectoria bastante larga ha hecho que estén apareciendo valoraciones y juicios acerca de la efectividad de estos programas provenientes de muchos y diversos sectores, desde foros académicos y asociaciones de profesores y familias, hasta sindicatos, partidos políticos e incluso educadores, escritores y expertos relacionados con la educación a título individual. Muchas de estas opiniones se han visto recogidas en los medios de difusión, ya sea prensa o televisión, si bien de forma generalmente sesgada y parcial, contribuyendo en muchos casos a crear la sensación generalizada de que los programas de enseñanza bilingüe no están produciendo beneficios constatables, o incluso peor, que están afectando negativamente al aprendizaje del alumnado y que llegan incluso a promover también, por ejemplo, la segregación en los centros educativos. Esta proliferación de opiniones, sin embargo, no ha contado a efectos de visibilidad social con un respaldo de naturaleza positiva puesto que la mayoría de estas valoraciones positivas provienen de estudios de corte científico realizados en el ámbito universitario por parte de investigadores que terminan publicando sus resultados en revistas científicas de difusión en el mundo académico y cuyas conclusiones, por tanto, no llegan a ser conocidas de forma clara por la mayoría de los agentes sociales y educativos. A ello se le añade, además, a la dificultad que entraña impulsar evaluaciones objetivas del rendimiento de los programas bilingües al amparo de las autoridades educativas de las distintas Comunidades Autónomas. Solo últimamente estamos comenzando a ver como algunas de ellas han intentado medir los resultados de los programas bilingües de forma rigurosa, dejando en las manos de investigadores, por lo general provenientes del ámbito universitario, la labor de comprobar que se están recogiendo los resultados esperados. Hay que decir también que el interés por diagnosticar y conocer posibles áreas de mejora está empezando a calar asimismo en el sector privado, donde diversas instituciones se están preocupando del mismo modo por evaluar la efectividad de sus propios programas.
En todo caso, la diversidad de los programas y la disparidad de criterios y herramientas en lo que concierne a cómo evaluarlos hace necesario que se considere la posibilidad de afrontar una evaluación de naturaleza amplia de cómo se está llevando a cabo la enseñanza bilingüe en nuestro país y especialmente de los resultados que producen cada uno de los modelos desarrollados en cada Comunidad Autónoma. Y que esta evaluación, por supuesto, asegure la necesaria objetividad, rigurosidad y grado de cientificidad. Por todo ello, estimamos conveniente que se articule un proyecto de carácter global para evaluar la efectividad de la enseñanza bilingüe en todo el estado español, tanto en las Comunidades Autónomas bilingües como en las monolingües. Un proyecto, por otro lado, en el que los datos que se obtengan tengan representatividad y validez científica y puedan ser utilizados para verificar las bonanzas y para identificar las posibles deficiencias de los programas bilingües evaluados en cada uno de los contextos.
De forma más concreta, la propuesta que aquí se presenta parte de la premisa de que habría que superar la creencia de que la efectividad de un programa bilingüe se basa en la medición de la competencia lingüística general en la lengua extranjera mediante la realización de pruebas estándar. Así, las mediciones de la competencia lingüística del alumnado se basan principalmente en la evaluación de las destrezas lingüísticas de forma general. Sin embargo, se suele dejar de lado la evaluación de la utilización de la competencia lingüística en un contexto muy determinado, el académico. Por ello, creemos que es necesario que se analice la competencia lingüística necesaria para apoyar la adquisición del conocimiento en las áreas de contenido. En la actualidad son escasos los estudios que han analizado la influencia del lenguaje académico disciplinar en la adquisición de los contenidos de las asignaturas que se imparten en una lengua extranjera. A pesar de contar con abundantes aportaciones teóricas acerca de su importancia, no se ha estudiado su impacto con grupos numerosos de sujetos en programas bilingües.
Por todo ello, el contexto general en el que desarrollaría de este proyecto sería el trabajo con las lenguas disciplinares (el lenguaje académico de carácter específico relacionado con las asignaturas de contenido) para poder determinar cómo el lenguaje se utiliza como vehículo de comunicación en el aula y para la construcción del conocimiento. Nos referimos específicamente a un dominio que se encuentra en un lugar intermedio entre la adquisición de las habilidades lingüísticas y la asimilación y manipulación de los contenidos académicos. A la par, se pretende estudiar cómo las funciones discursivas que caracterizan a este tipo de lengua influyen en la comprensión y posterior verbalización del significado en contextos académicos diversos y cómo es posible ayudar desde las áreas lingüísticas a que estas funciones discursivas se utilicen de forma efectiva por parte del alumnado.