Como coordinadora del programa bilingüe en el CPB Ciudad de Columbia de Tres cantos durante diez años, profesora en San Antonio TX en un instituto en el programa dual y alumna de centro bilingüe durante mi infancia: British Council School y Yale School; creo tener algo de criterio y conocimiento a la hora de hablar de bilingüismo. Tengo 45 años y este es mi curso 22 como docente, durante los últimos 11 años he trabajado exclusivamente en bilingüismo en España y en EEUU y sé que el programa bilingüe como tal funciona si se lleva a cabo de forma correcta. El bilingüismo en un país tiene que ser un y debería ser un éxito y bajo ningún concepto podemos ni debemos permitir que sea un fracaso. Voy a comentar algunos de los elementos que bajo mi punto de vista y mi experiencia personal hacen que un programa bilingüe funcione y de ahí se pueden desprender claramente las razones que pueden convertirlo en un fracaso.


Lo primero que tenemos que tener para introducir un programa bilingüe en el sistema educativo de un país es un profesorado preparado tanto en el idioma como en la metodología que vamos a utilizar. La administración no hizo bien las cuentas a la hora de incorporar profesorado al programa: menos de un nivel C1 del marco de referencia europeo me parece inaceptable para impartir bilingüismo en primaria o en secundaria y a esto le añadiría un mínimo de 100 horas de formación en metodología CLIL. La realidad es que hay personas con un nivel oral muy inferior a ese nivel C1 impartiendo el programa por toda España.
Lo segundo (y muy relacionado con el punto uno) sería abrir centros bilingües sólo si cuentan con el número de profesores realmente preparados necesarios para impartir el programa. Sería conveniente mantener de forma obligatoria y a ser posible en periodo lectivo una formación de reciclado constante del profesorado. Si esa formación se va a realizar en periodo no lectivo, debería de pagarse de manera adicional porque ahora mismo sólo se recicla el que está interesado y así no se puede mantener un programa vivo e innovador como es el programa bilingüe.


Otro aspecto a tener en cuenta son las medidas de atención a la diversidad extraordinarias ya que hay niños que por sus características psicológicas no pueden estudiar asignaturas como ciencias naturales y sociales exclusivamente en inglés porque no son capaces de comprenderlas ni asimilarlas en su propia lengua. En vez de ayudarles les estamos poniendo un escollo más en su formación que podría ser salvado añadiendo profesores de compensatoria y pedagogía terapéutica con conocimientos de inglés y con un cambio en la metodología que permitiera trabajar de forma visual y práctica con grupos de alumnos muy pequeños; para poner esto en práctica haría falta más profesorado. Otro de los grandes retos que se nos presentan es qué hacer con alumnos que se incorporan al programa después de segundo de primaria desde centros no bilingües. Nosotros (en nuestro centro) hemos comprobado que si la familia y el alumno tienen interés y el alumno no tiene dificultades de aprendizaje previas suele integrarse en el programa si llega antes de quinto de primaria y tiene apoyo extra-escolar. Está claro que esos no son todos los casos y que no hay una figura que haga de enlace entre el niño y la segunda lengua: falta esa figura, habría que crearla e incorporarla al sistema a través de un aula de enlace o un periodo de apoyo específico para estos alumnos que les permitiera alcanzar el nivel del grupo en un breve periodo de tiempo e incorporarse al programa lo antes posible.


Un grave problema para el programa bilingüe es la presión de las familias en todos los sentidos. Un ejemplo es su relación con la figura del “auxiliar de conversación”, la mayoría de los padres suelen estar encantados con la figura del auxiliar porque desconocen si tiene o no iniciativa, o ganas de colaborar con el profesorado, o de enterarse de cuál es el proceso a través del cual un hispano hablante aprende inglés etc. Un buen auxiliar es una gran ayuda pero uno malo es una desgracia para el profesor y los alumnos que lo padecen. Además son un recurso costosísimo para la administración y en muchos casos no cumplen de forma correcta con sus funciones ya que no son maestros, muchos de ellos tienen un desconocimiento absoluto de su lengua a nivel formal y otros muchos carecen de actitud. Estamos pagando 1000 euros al mes a personas que "ayudan" en los centros bilingües de la CAM 16 horas semanales y libran tres de los siete días de la semana cuando tenemos Españoles con un nivel de inglés C2 que han estudiado magisterio, pedagogía o psicología y podrían realizar ese trabajo mucho mejor (por supuesto esta es una opinión personal). También hemos tenido buenos auxiliares con muchísimo interés que nos han ayudado, han compartido su cultura y su lengua y han sido compañeros y amigos para los docentes. No tengo la fórmula mágica pero desde luego pienso que si se va a mantener la figura del auxiliar nativo, debería de pasar por un proceso de selección bastante más estricto que el actual.


Hay aspectos metodológicos básicos para que los alumnos comprendan la lengua aunque no la entiendan: si se construye el aprendizaje de abajo a arriba o de menos a más, si se habla despacio con una vocalización y entonación correctas, se repiten las estructuras una y otra vez de distinta forma, se dan sinónimos, se utiliza el apoyo de palabras del mismo origen en ambas lenguas, si la parte visual y experimental del aprendizaje se enfatiza así como la expresión corporal, la metodología activa y el refuerzo positivo; las garantías de éxito son mayores. El ser nativo no te predispone a seguir esta metodología, el ser un buen maestro sí.


¿Y qué hay de las bajas? Resulta que un buen profesor de un programa bilingüe definitivo en un centro y con un cierto prestigio no puede sufrir un accidente o tener un hijo u operarse porque la administración te manda a alguien con una preparación insuficiente en todos los aspectos y el equipo directivo se pasa el resto del curso intentando apaciguar a las familias. Y volvemos al principio: no se hicieron bien las cuentas desde el primer momento y se abrieron más centros bilingües de los que realmente se podían dotar de personal con la preparación adecuada.


Todo esto nos debería de llevar a la siguiente reflexión: ¿Qué es lo que no está funcionando entonces, el programa bilingüe como tal que ha abierto las puertas a muchísimos alumnos que han estudiado en uno de los muchos centros bilingües que funcionan bien; la falta de ética de algunos profesores que entran en estos programas porque la administración se lo permite a sabiendas de que están insuficientemente preparados o la administración que incorpora primero el programa como buenamente puede sin prever los problemas y sin poder resolverlos por falta de medios económicos y humanos?


Mucho ánimo a todos los que trabajáis en cualquier programa bilingüe con ilusión y entrega. Creo que nuestra labor se paga cuando vemos la cantidad de puertas que abrimos a tantos y tantos alumnos que salen de nuestros centros y llegan más o menos lejos a nivel personal y profesional. No cabe duda de que un idioma forma parte de una cultura y todo eso es parte de nuestro programa bilingüe, el que hacemos cada día desde el aula.


Carmen Marcos Salazar CPB Ciudad de Columbia
Estas reflexiones y opiniones son personales. En ningún caso quiero hacer responsable a mi centro de ellas.