Carmen Aguilera Lucio-Villegas

“Liderazgo” es un término de moda, en boca de todos y utilizado en todo tipo de ámbitos profesionales. Pero es quizás en el ámbito educativo, en el que nos ocupa, donde adquiere hoy una especial relevancia. Aún más, es en los centros bilingües donde nos detendremos para acentuar el importante papel que un buen líder juega en proyectos de este perfil. El director de un centro actúa como un director lo hace con su orquesta. Porque finalmente de eso se trata, de ejecutar una obra con el mayor grado de perfección y excelencia.


La implantación de modelos de enseñanza bilingüe en nuestro país ha supuesto un cambio importante en la manera de aprender y en el modo de enseñar. Los centros que optaron por embarcarse en proyectos bilingües han demostrado el arrojo y el entusiasmo que caracteriza nuestra profesión. Los resultados, si bien comienzan a apuntar, están aún por ver aunque se auguran magníficos.


Pero nada hubiera sido posible sin el esfuerzo de tantos directores que apostaron por situar a sus centros, profesores y alumnos, entre los mejores, con el fin de ser capaces de afrontar los retos de una sociedad nueva, global y cada vez más compleja. Bajo su dirección, miles de docentes, mayores y jóvenes, asumieron con responsabilidad la adquisición de nuevas habilidades, lingüísticas y metodológicas, que les permitieran ejercer la docencia en condiciones muy diferentes a las que estaban habituados.
Como en una orquesta, los centros educativos deben “interpretar sus obras” bajo la dirección y la batuta de directores cualificados para ello. En definitiva, de líderes capaces de entusiasmar a su equipo en torno a un proyecto común, donde se asumen riesgos, se aúnan esfuerzos y se consiguen objetivos ambiciosos.
Para ello, el director de un centro bilingüe, en este caso, deberá mostrar confianza y cercanía hacia sus profesores, sabrá ganarse el respeto de sus compañeros de profesión y permitirá la actuación de aquellos mejor dotados para la ejecución de tareas más específicas, de la misma manera que los solistas brillan en la interpretación de una obra musical. Solistas, sí, pero formando parte de un solo equipo en el que cada movimiento está escrito en una única partitura.


El líder educativo permitirá además que sus profesores menos preparados, con menor experiencia, adquieran el oficio aprendiendo de aquellos más veteranos o buscando fuera la formación necesaria. En otras palabras, se trata de ensayar una y otra vez, observar a los demás y afinar los instrumentos.
Un director deberá ser explícito en sus planteamientos, su batuta dirigirá el trabajo con claridad. Será flexible en sus opiniones y permitirá que su equipo actúe con autonomía. Autonomía de centros, sí, pero acompañada de resultados que permitan evaluar y corregir para mejorar. Al mismo tiempo admitirá éxitos y fracasos y respaldará el trabajo de sus docentes porque de todos depende un mejor o peor resultado. Cuando el concierto finaliza es a todos a quienes van dirigidos los aplausos.


Por otro lado, no olvidemos que cada interpretación es única, como lo son los centros educativos. Sus músicos, o sus profesores, poseen cualidades diferentes que les hacen actuar de muy diferente manera. Se tratará pues, de conjugar todas las habilidades para armonizar los resultados. El director, con su batuta, dirigirá su equipo como un hilo invisible que enlaza y coordina cada una de las actuaciones. Y el resultado será también acorde a las propias habilidades de cada director. Es decir, los proyectos educativos bilingües serán únicos y diferentes porque en cada centro se representan escenarios únicos y diferentes.


Es cierto que el impacto de las actuaciones de directores y profesores puede llegar a alcanzar porcentajes de hasta un 25% en el primer caso, y un 30% en el segundo, sobre los resultados académicos de los alumnos. Así lo avalan las investigaciones y estudios de prestigiosos académicos (J. Hattie, K. Leithwood, K.S. Louis, S. Anderson, K. Wahlstrom). Sin embargo, no es menos cierto que las autoridades administrativas a su vez juegan un papel importantísimo. Es necesario su soporte económico y normativo como también lo es el seguimiento y supervisión de una inspección que asegure y respalde el trabajo de docentes y equipos directivos.


Muchos directores piden a gritos que las políticas educativas respondan a las necesidades que el día a día reclama, y estas deberán afrontar el soporte continuo de todos los centros embarcados en un proyecto en el que a veces, el alto riesgo de ir a la deriva, pone en peligro la embarcación. La administración no debe abandonar su función de apoyo y respaldo institucional a los directores, quienes actúan a su vez como representantes suyos en los centros que dirigen.


¿Qué función representan los padres de nuestros alumnos en esta obra? Está claro que serán el público que desde la platea observarán, valorarán y opinarán sobre el desarrollo de la educación de sus hijos y quienes finalmente ovacionarán o no, con mayor o menor entusiasmo, el resultado de nuestro trabajo.


Y es así como, entre todos, administración, docentes, equipos directivos y padres, conseguiremos ganar el respaldo y el respeto social que en gran medida se ha visto devaluado en los últimos tiempos. Por tanto, afinemos los instrumentos, trabajemos y ensayemos una y otra vez para conseguir la ejecución de una obra maestra.

http://dialogoatlantico.com/2018/04/bilinguismo-y-liderazgo/